Violencia contra la mujer es un hecho conocido desde la antigüedad y reconocido como un problema social. Las Naciones Unidas en su 85ª sesión plenaria, el 20 de diciembre de 1993, ratificó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, donde se afirma que esta violencia es un grave atentado a los derechos humanos de la mujer y de la niña.
En el artículo 1 define la violencia contra la mujer:
A los efectos de la presente Declaración, por "violencia contra la mujer" se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.
Los actos de violencia se producen en la familia, en la comunidad y en el Estado.1 Estos actos presentan numerosas facetas que van desde la discriminación y el menosprecio hasta la agresión física o psicológica y el asesinato.
Las Naciones Unidas, en 1999, a propuesta de la República Dominicana con el apoyo de 60 países más, aprobó declarar el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En Canadá se celebra el Día nacional del recuerdo por las víctimas de la violencia contra la mujer el 6 de diciembre, en conmemoración de la masacre de la Escuela Politécnica de Montreal.
El desarrollo conceptual de la violencia contra las mujeres y las investigaciones realizadas utilizan diferente terminología y, a veces, diferente definición del mismo término, como ocurre con el vocablo género y la expresión violencia de género.
Un sector propone que la expresión violencia contra la mujer se considere término aglutinante de todos los tipos de violencia ejercida contra este grupo[cita requerida] de personas, y aunque se confunde con la violencia de género hacia ellas —que se ejerce contra cualquier mujer por el mero hecho de serlo— toda la violencia contra la mujer no puede identificarse solamente por su condición de mujer, por lo que es habitual que exista cierta confusión al respecto.2 3 4
Algunos autores utilizan los términos «violencia familiar», «violencia intrafamiliar» o «violencia doméstica» para referirse a la violencia que se ejerce contra las mujeres, aunque estos términos en sí comprenden aquellos actos de violencia ejercidos por alguien de la familia sobre cualquier otro miembro de ella en el ámbito doméstico; luego, dada la amplitud de este término, la Organización Panamericana de la Salud utiliza el concepto «violencia intrafamiliar contra las mujeres»,5 probablemente debido a los niveles de prevalencia existentes, ya que según cifras de Naciones Unidas «se estima que alrededor de la mitad de las mujeres en América Latina enfrentan por lo menos un episodio de violencia familiar durante su vida»;6 Para algunos investigadores tal reduccionismo ocultaría la causa y carácter de esta violencia.7 8 9 La expresión violencia de género es la traducción del inglés gender-based violence o gender violence, expresión difundida a raíz del Congreso sobre la Mujer celebrado en Pekín en 1995 bajo los auspicios de la ONU. En el inglés se documenta desde antiguo un uso translaticio de gender como sinónimo de sex,10 sin duda nacido del empeño puritano en evitar este vocablo.[cita requerida] Con el auge de los estudios feministas, en los años sesenta del siglo XX se comenzó a utilizar en el mundo anglosajón el término gender con el sentido de «sexo de un ser humano» desde el punto de vista específico de las diferencias sociales y culturales, en oposición a las biológicas, existentes entre hombres y mujeres.11
La expresión «violencia de género» tiene un significado diferente en el marco de los estudios feministas, también llamados estudios de género, que utilizan también, la expresión violencia machista. El análisis de la violencia desde la Perspectiva de género permite visualizar esta violencia como un problema social, así como prestar una ayuda más adecuada a las víctimas. Por esta razón, investigadores como Pérez Viejo, consideran importante que quienes trabajan profesionalmente en la prevención de la violencia contra las mujeres, adopten la perspectiva de género.8
En español no existía tradición de uso de la palabra género como sinónimo de sexo. Mientras que con la voz sexo se designaba una categoría meramente orgánica, biológica, con el término género se ha venido aludiendo a una categoría analítica con la que se analiza las relaciones de jerarquía y se hace ver que no es lo biológico lo que condiciona las desigualdades sociales, sino que estas se establecen en la dinámica social. Por eso el término sexo no es sinónimo de género, por mucho que se haya extendido el uso del término género hasta su equivalencia con sexo.12
Dado que la violencia contra la mujer es mayoritariamente ejercida por los hombres respondiendo a condicionamientos sexistas, se usa el término «violencia machista» para referirse a esta violencia contra la mujer ejercida por el hombre (eso es, la mayor parte de los casos).13 14 En este caso, es relevante la aportación de la ley autonómica catalana 5/2008 de 24 de abril15 que define este término y cómo debe abordarlo la administración autonómica catalana. En todo caso, existen controversias sobre la terminología a usar en los marcos legislativo y penal que el citado Manual de Legislación se propone solucionar.
Cuando la violencia se da en una relación de pareja conviviente o con la cual se convivió, suele utilizarse la expresión «violencia de pareja»; para el caso de los no convivientes, se utiliza «violencia en el noviazgo».